A veces, lo más sencillo es lo que mejores resultados nos da.
Es el caso de este tradicional pollo al ajillo, un plato humilde elaborado con ingredientes que probablemente ya tengas en casa (como cebollas, ajo y patatas) y que nos ofrece resultados exquisitos cada vez que lo preparamos.
Aunque se trate de una receta simple, debemos evitar dos fallos comunes: que el ajo se nos queme y que el pollo quede reseco.
Para lo primero, es conveniente retirar los ajos del fuego si se están dorando demasiado y reincorporarlos más tarde, una vez el pollo esté completamente cocinado. Para lo segundo, asegúrate de respetar los tiempos de cocción que te indicamos en la elaboración.
Siguiendo estos consejos, conseguirás un resultado lleno de sabor intenso. ¡A disfrutar!
Elaboración
- Pelar y cortar las cebollas en juliana fina. Reservar.
- Pelar y laminar las patatas. Reservar.
- Lavar y cortar el pimiento verde, retirando las semillas y las partes blancas, en dados medianos (mirepoix). Reservar.
- Machacar la mitad de los ajos y laminar el resto. Reservar.
- Salpimentar el pollo troceado. Reservar.
- Calentar un chorro generoso de aceite en una cazuela y tostar los dientes de ajo para aromatizar el aceite. Reservar.
- En la misma sartén, incorporar el pollo y dorar por ambos lados a fuego medio.
- Retirar un poco del aceite y añadir de nuevo los ajos con unas hojas de laurel y un chorrito de zumo de limón. Mezclar.
- Desglasar con el vino blanco y subir el fuego para que se evapore el alcohol.
- Añadir el caldo y unas ramas de tomillo. Cocer durante 30-40 minutos tapado a fuego medio-bajo. Reservar.
- Calentar un poco de aceite en una sartén y pochar las cebollas, las patatas y el pimiento durante 15-25 minutos a fuego medio. Salpimentar y mezclar de vez en cuando con suavidad.
- Para emplatar, servir en un plato una base con las patatas, las cebollas y el pimiento pochado, y añadir el pollo al ajillo. Napar con la salsa y espolvorear un poco de perejil picado.